Por Javier Frontiñán
Para la gran mayoría 2016 pasará a la historia como el año de los populismos, de un cambio en el modelo político, de una radicalización de la sociedad, o por el año en el que nos abandonaron las voces de Bowie o Cohen entre otros, del Nobel a Dylan o el año de la paz en Colombia. Un año cargado de luces y sombras. En lo referente a la ciencia, 2016 ha sido un gran año con destacados avances en astrofísica, neurociencia, biomedicina, exploración espacial, física teórica y mucho más, demostrando una vez más que la mezcla de recursos y talento puede generar grandes pasos para la humanidad.
Comenzamos este resumen el 11 de Febrero, cuando el equipo de científicos del LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory) anunciaron la detección, por primera vez, de ondas gravitacionales. Se trata de unas ondulaciones del espacio-tiempo, que en el caso de la detección del LIGO procedían de la fusión de dos agujeros negros. Este descubrimiento, que reafirmó una vez más la teoría de la relatividad general de Einstein, supone un gran avance para el conocimiento del universo y sus componentes. El estudio de las ondas gravitacionales continuará con el proyecto de la ESA “LISA pathfinder” que este mismo año ha empezado a mandar información, demostrando que está técnicamente capacitado para detectar estas ondas en pleno espacio.
Este año, la misión de la NASA Juno llegó a la órbita de Júpiter con el objetivo de comprender mejor la composición de la atmosfera de este planeta. Por otra parte, la misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) ExoMars cumplió su primera fase llegando a Marte, y aunque el módulo Schiaparelli tuvo un accidente en la entrada al planeta rojo, el orbitador está actualmente girando en torno a Marte recopilando valiosa información. En Agosto todos los medios de comunicación hablaron de Proxima Centauri, la estrella más cercana a nuestro sistema solar, debido al descubrimiento de Proxima b, un planeta “similar” a la tierra en la zona habitable de dicha estrella. Se trata de un planeta no mucho más grande de la tierra, con un año de solo 11 días y sobre el que se ha puesto el foco para poder obtener más información.
La ciencia ciudadana también ha tenido un gran papel este año, y el principal ejemplo ha sido el Big Bell Test, dirigido por el Instituto de Ciencias Fotónicas. En experimento en el que cualquier persona con conexión a internet pudo participar, tuvo como objetivo determinar la relación del azar con las partículas cuánticas.
En el campo de la neurociencia, 2016 también ha sido un gran año. En lo referente a la enfermedad de Alzheimer hemos visto la cara y la cruz de una misma moneda, la de las nuevas terapias. Hace unas semanas Lilly anunciaba que detenía todos los ensayos con Solanezumab, un anticuerpo que había dado esperanzadores resultados en las fases preclínicas. Por otra parte, a finales de Agosto se publicaron los primeros resultados en humanos con Aducanumab, otro anticuerpo, en este caso de Biogen, que ha mostrado resultados muy positivos deteniendo el progreso de la enfermedad y además induciendo una mejora cognitiva en los pacientes, lo cual no se había visto nunca antes con un fármaco de estas características. Ahora mismo el ensayo clínico se encuentra en fase III, un periodo que durará varios años y en el que está probando en diferentes hospitales de todo el mundo.
El asombroso mundo de las interfaces cerebro-ordenador, también nos ha dejado interesantes noticias este año. En noviembre se publicó en “New England Journal of Medicine”, la revista científica más destacada en el área de medicina, un estudio sobre un novedoso interfaz que permite a una paciente con ELA comunicarse a través de uno de estos sistemas. Se trata de Hanneke de Bruijne de 59 años, a quien la enfermedad le había aislado por completo del medio exterior. Gracias a esta interfaz pudo romper su aislamiento y comunicarse mediante frases enteras gracias a un implante cerebral que permite a un ordenador descodificar sus pensamientos y plasmarlos en una pantalla.
“Zika” puede haber sido una de las palabras del año, un total desconocido para la mayoría de la sociedad, que durante este año ha despertado todas las alarmas. Se trata de un virus transmitido a través de la picadura de un mosquito que hasta hace pocos meses apenas pasaba desapercibido. Todas las alarmas saltaron cuando se observó una gran correlación entre picaduras del mosquito y el nacimiento de bebés con microcefalia en Brasil. La respuesta de la comunidad mundial demostró que hemos aprendido mucho de otras crisis como la del Ébola, aunque aún queda mucho por aprender.
Sin duda, CRISPR será uno de los principales temas científicos en todo el primer cuarto del s. XXI. En este año ha tenido lugar la primera prueba de esta revolucionaria técnica de edición genética en humanos. El ensayo, llevado a cabo por investigadores chinos, puso el foco sobre un paciente con un tipo de cáncer pulmonar muy agresivo, en el que mediante esta técnica se bloqueó una proteína que favorece el desarrollo del tumor. Aún es pronto para evaluar la progresión del paciente, pero los investigadores se mostraron optimistas con los primeros resultados.
Todos estos avances y muchos otros demuestran que seguimos siendo pioneros y que la inversión en I+D+i es una apuesta segura por el progreso. Aún quedan muchos desafíos, grandes retos a los que enfrentarse, haciendo de este mundo un lugar apasionante en el que cada día la humanidad se supera a sí misma.